A propósito del fin de año, se me ocurrió indagar sobre esta pregunta, y que mejor que comenzando por internet, en donde enterarse y desinformarse, van de la mano.
El caso es que no encontré nada (lo que me sugiere que muy probablemente no se buscar) y bajo la tranquilidad de un cuarto sin tener que ocuparme en el pago de luz, agua, teléfono o desague; formularé e intentaré contestar preguntas en torno a esta interrogante que definitivamente no va a cambiar el mundo; aunque ¿quién sabe eh?
Hace poco escuché que la tierra se podría enfermar en algunos años; vale decir que así como tu te enfermas dos o tres días de gripe, la tierra podría padecer de una ligera gripe que, comparando tu edad, tu tamaño y tu energía vital con la de la tierra, equivaldrían a: vaya a saber usted cuantos años (...)
Y es que la tierra como cualquier ser vivo, carece de una línea recta vital simple(nacer, crecer y morir no es igual que nacer, crecer, amar, sufrir, odiar, amar, padecer, volver a nacer... morir)afirmación que conlleva a recordar sobre su clima cambiante y precipitado, infesto de tempestades e irregularidades en variadas formas y niveles.
No obstante, si bien es cierto, que un huracán puede provocar daños irrecuperables en una región con bajos recursos económicos; bajo la interrogante ¿que porcentaje del área total de la tierra es aquella región? encontramos que lo que vendría a ser la destrucción de un pueblito pequeño sería algo así como una picazón en el dedo izquierdo de nuestro querido planeta.
¿Que tiene que ver esto con los días festivos?
A altas horas de la noche, tras un día soleado o húmedo y sobretodo agotador, no hay mayor deseo que relajarse y dormir (por supuesto que aceptamos las excepciones), cobijarse bajo las sábanas y refrescar las mejillas sobre una limpia y blanca almohada. ¿Dije limpia?
De limpia no tiene mas que el aspecto y bajo nuestros ojos, limitados por la evolución, nos vemos restringidos a descansar y sentirnos protegidos en un ambiente plagado de animales infinitamente pequeños que de protectores no tienen nada: los ácaros.
Resumiendo (para no desviar la atención) se puede considerar a cualquier ser humano como una especie de ácaro, cuya función, lejos de estabilizar el ciclo vital de la tierra lo precipita, y acerca cada vez más a un periodo de enfermedad general (ya no una simple picazón)
Caer en la tentación de echarle la culpa a todos los seres humanos (incluido yo), es pretender reducir un análisis que a medida nos alejemos de lo prejuicios morales como el sentimiento de culpa o los pecados capitales será mas objetivo. Todos somos parte y esencia de un "todo vital", si nos echamos la culpa por algo, podríamos ser mas consecuentes echándole la culpa a los mosquitos, a la galaxia andrómeda y cualquier otro ente nombrado y considerado existente.
El caso es que no encontré nada (lo que me sugiere que muy probablemente no se buscar) y bajo la tranquilidad de un cuarto sin tener que ocuparme en el pago de luz, agua, teléfono o desague; formularé e intentaré contestar preguntas en torno a esta interrogante que definitivamente no va a cambiar el mundo; aunque ¿quién sabe eh?
Hace poco escuché que la tierra se podría enfermar en algunos años; vale decir que así como tu te enfermas dos o tres días de gripe, la tierra podría padecer de una ligera gripe que, comparando tu edad, tu tamaño y tu energía vital con la de la tierra, equivaldrían a: vaya a saber usted cuantos años (...)
Y es que la tierra como cualquier ser vivo, carece de una línea recta vital simple(nacer, crecer y morir no es igual que nacer, crecer, amar, sufrir, odiar, amar, padecer, volver a nacer... morir)afirmación que conlleva a recordar sobre su clima cambiante y precipitado, infesto de tempestades e irregularidades en variadas formas y niveles.
No obstante, si bien es cierto, que un huracán puede provocar daños irrecuperables en una región con bajos recursos económicos; bajo la interrogante ¿que porcentaje del área total de la tierra es aquella región? encontramos que lo que vendría a ser la destrucción de un pueblito pequeño sería algo así como una picazón en el dedo izquierdo de nuestro querido planeta.
¿Que tiene que ver esto con los días festivos?
A altas horas de la noche, tras un día soleado o húmedo y sobretodo agotador, no hay mayor deseo que relajarse y dormir (por supuesto que aceptamos las excepciones), cobijarse bajo las sábanas y refrescar las mejillas sobre una limpia y blanca almohada. ¿Dije limpia?
De limpia no tiene mas que el aspecto y bajo nuestros ojos, limitados por la evolución, nos vemos restringidos a descansar y sentirnos protegidos en un ambiente plagado de animales infinitamente pequeños que de protectores no tienen nada: los ácaros.
Resumiendo (para no desviar la atención) se puede considerar a cualquier ser humano como una especie de ácaro, cuya función, lejos de estabilizar el ciclo vital de la tierra lo precipita, y acerca cada vez más a un periodo de enfermedad general (ya no una simple picazón)
Caer en la tentación de echarle la culpa a todos los seres humanos (incluido yo), es pretender reducir un análisis que a medida nos alejemos de lo prejuicios morales como el sentimiento de culpa o los pecados capitales será mas objetivo. Todos somos parte y esencia de un "todo vital", si nos echamos la culpa por algo, podríamos ser mas consecuentes echándole la culpa a los mosquitos, a la galaxia andrómeda y cualquier otro ente nombrado y considerado existente.
Asumir que todos somos parte y esencia de un "todo vital" implica un vínculo que enlaza todo lo considerado existente, una "red madre", en cuya matriz sujeta a cada cambio sustancial en cualquier parte del todo podemos encontrar la clave en toda transformación importante en esta red de redes, una red agresivamente viva, y por tanto, sujeta a los cambios.
Del mismo modo que el aleteo de una mariposa en texas puede crear un huracán en mejico lindo (teoría pastel que me viene a la mente) los ácaros, culpables en amargar los días de un alérgico, podrían convertirse en sendas palomas de la paz, claro que esta afirmación, un tanto sacada de los pelos, demandaría mucho esfuerzo científico. Una afirmación menos imposible sería organizar cruzadas mundiales, distintas de raíz a las guerras. Y que más distinto que una guerra que hacer el amor.
Los días festivos pueden concebirse entonces como un intento inconciente, global o regional, de truncar el cada vez mas cercano agripado de nuestra casa de verdad, o lo que es más próximo y real, las tensiones entre los países de medio oriente o la hambruna casi total en varias partes del mundo (yo mismo ahorita me cago de hambre!!!) inventémonos días festivos u organizemos cruzadas de buena vibra en todo el mundo, por lo pronto follemos este 22 de diciembre acaramelados y melosos por esta campaña llamada GLOBAL ORGASM !!!!!!!!
