lunes, 19 de febrero de 2007

Todo empieza en la combi.

Vivo en un lugar donde en el mes de febrero se celebran los carnavales*, con frecuencia en las calles se pueden encontrar grupos en short y bivirí armados de baldes y globos llenos de agua, buscan sigilosos incautos choferes de algún medio de transporte publico con la obvia intención de empaparlos, así que no es de extrañar que en medio de un día caluroso uno encuentre cualquier bus público con todas las ventanas cerradas, pero lo verdaderamente extraño sucede cuando estos, los carnavales, cierran temporada; por supuesto que nunca hay fin de temporada de buses, y mucho menos de personas, no obstante, no es extraño encontrar las ventanas cerradas en un bus, pues aca en el Peru tendemos a cuidarnos del frío, de sus riesgos, de sus consecuencias.

Las personas en mi país son muy cheveres, las personas del mundo son cheveres, de mi mundo, pero nadie es perfecto asi que estamos aquí inmersos en una idiosincracia costumbrista y retrógrada, y así como nos protegemos del frío, nos protegemos también del agua helada si estamos enfermos, de los helados en invierno, etc, etc.

No tengo temor en admitir que lo único que me motiva cada día es tirar, pero me fascina como mientras mas pienso en ello, se van atando cabos, hilándolos a reflexiones en toda materia. Cuando me pongo a imaginarme las cualidades en un Don Juan una de las que más resalta es la facilidad con que este se relaciona con las personas,inspirando confianza no solo por no suscitar sospecha sino porque ironiza sobre ello; así que un buen amante se gana amigos fácilmente, debe mostrar constantemente cierto interés y preocupación por los problemas de sus allegados acongojados sin llegar a la...


* carnavales es un peruanismo

No hay comentarios: